viernes, 13 de julio de 2007

Gondomar: la razón del pacto y el pacto de la razón

El BNG de Araúxo se cierra en banda en una negociación en la que se niegan a un reparto equitativo de responsabilidades en el gobierno y en la gestión del presupuesto.
Por Alfredo Goberna

Antonio Araúxo es alcalde en Gondomar, no conviene olvidarlo, con el apoyo de los socialistas de Alfonso de Lis, que entendieron que, por una parte, había que respetar el acuerdo marco PSOE-BNG firmado por las ejecutivas de los partidos en Galicia, por tanto, ser consecuentes; y segundo , porque apostaron por el cambio en la villa a través del pacto entre las dos formaciones que superara el escenario de fuerte crisis y desconfianza que se asentó en el municipio después de décadas de gobiernos de centroderecha con el consiguiente desgaste y apoltronamiento, y, más aún, del reciente y lamentable destape del cobro de comisiones por convenios urbanísticos en el seno del anterior gobierno del PP.

Gondomar necesitaba un cambio y sus ciudadanos así lo demandaron y entendieron dando la mayoría de los apoyos a nacionalistas y socialistas en las elecciones municipales de finales de mayo. De Lis, sin cristalizar y concretar el pacto de gobierno, dio el apoyo en la sesión de investidura a Araúxo, para que Gondomar tuviera un alcalde de progreso, una vez que el BNG obtuvo un edil más que los socialistas, que se quedaron casi parejos, con cuatro frente a los cinco de los del Bloque. Fue un gesto de generosidad y valentía, pero lo fue sobre todo de confianza: confianza en que ambos partidos respetaran los acuerdos marcos de gobernabilidad firmados dentro del ámbito de la comunidad gallega; y confianza en que la generosidad debe ser devuelta siempre con la misma moneda.

Ahora, resulta que el BNG de Araúxo se cierra en banda en una negociación en la que se niegan a un reparto equitativo de responsabilidades en el gobierno y en la gestión del presupuesto. No le sirve, por ahora, el ejemplo cercano de Nigrán, donde el PSOE respetó el acuerdo marco y llegó a un pacto de gobernabilidad sensato, y eso teniendo 7 representantes frente a los 3 de Bloque; ni el caso de Vigo, en el que los socialistas, de nuevo, han suscrito un acuerdo de gobierno con el BNG, y eso a pesar de contar con casi el doble de ediles en la corporación respecto a los nacionalistas, quedando las atribuciones de gobierno y poder presupuestario municipal prácticamente distribuidas al cincuenta por ciento entre ambas formaciones políticas.

Anxo Quintana debe llamar al orden a los nacionalistas de Gondomar para que, a poder ser antes del pleno de constitución del 21 de este mes, cierren el pacto, y no se difieran más las concreciones del mismo, como puede que todavía estén insistiendo en ello los de Araúxo, a los que parece no haberles sido suficiente el primer gesto de generosidad del socialista De Lis otorgándole sus votos que le hicieron regidor. De lo contrario la sesión será un fiasco para los nacionalistas en lo que asignaciones se refiere, además de antesala de un municipio que se convertiría en una plaza ingobernable desde ya. Quintana, en la medida de sus posibilidades, no debe permitir que esta cerrazón, que esta actitud de afrenta y deslealtad, se prolongue más desde sus ediles gondomareños hacia los socialistas, persuadiéndolos a apostar por el pacto de la razón y la razón del pacto. Corresponder con quien te corresponde, en política y en la vida, es la principal regla.

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